sábado, 19 de febrero de 2011

¿´Qué es la Verdad? (2)

Hola, amigos:

Si La Verdad es la Sabiduría Infinita del Divino Principio Creador del Universo, esto nos permite comprender las razones por las cuales poseer la verdad absoluta, única y total, es algo completamente imposible para cualquier hombre.

En efecto, por su misma condición de ser finito, limitado y mortal, al hombre le resulta imposible comprender con su diminuta mente racional la vastedad e inmensa profundidad de la Sabiduría de la Divina Mente Cósmica, la Mente de Dios. Y, sin embargo, si repasamos la historia de la humanidad, encontraremos que a lo largo de miles de años han muerto millones de hombres y otros muchos más han sido sumidos en la miseria y el sufrimiento porque algunos líderes políticos o religiosos desataron absurdas guerras o persecuciones contra aquellos a quienes consideraban "herejes", "infieles" o simples enemigos por no profesar su misma religión, por no tener idénticas ideas políticas o por no compartir sus métodos de gobierno.

Estos líderes políticos o religiosos actuaron en esa forma porque estaban absolutamente convencidos de poseer la única Verdad, revelada a ellos por algún líder espiritual o por ser fruto de sus propias elucubraciones, visiones o errores de juicio. Por lo tanto, presas del más acendrado fanatismo, nunca dudaron en violar los más sagrados mandamientos de sus propias religiones para ordenar el asesinato, las persecuciones, el destierro, el robo de sus propiedades o el exterminio total de aquellos a quienes consideraban como sus enemigos por tener creencias políticas o religiosas diferentes a las suyas.

Para comprender un poco mejor la verdadera naturaleza de La Verdad, me gusta pensar que esta es semejante a un gigantesco diamante, de tamaño infinito y con un infinito número de caras o facetas, cada una de las cuales revela o refleja algún aspecto, ciencia, ley o conocimiento particular proveniente de la Divina Mente Cósmica. Y si los hombres, con nuestra diminuta y falible mente racional quisiéramos tratar de comprender su verdadera naturaleza, tendríamos que situarnos frente a alguna de estas facetas para obtener el conocimiento correspondiente. De este modo podríamos aprender algo de la infinita Sabiduría Cósmica, pero nunca seríamos capaces de estudiar ni comprender todas y cada una de las infinitas facetas de este gran diamante, por lo cual cada hombre que hiciera este mismo ejercicio tendría una percepción diferente acerca de La Verdad, de acuerdo con la faceta particular de la misma que hubiera tenido oportunidad de estudiar.

Algo semejante es lo que han hecho y siguen haciendo los líderes de la humanidad quienes, dejándose manipular por sus grandes egos, se han convertido en grandes fanáticos, intolerantes en extremo, porque han llegado a creer que la minúscula parte que han logrado vislumbrar de la Divina Sabiduría Cósmica es la única y exclusiva Verdad que existe en el Universo y que solamente ellos han sido capaces de obtener. Y cada uno de estos líderes cree exactamente eso: que sólo ellos tienen la única llave que existe para abrir la puerta del Cielo a fin de llevar allí a sus fieles adeptos y que, por lo tanto, todos aquellos que tengan creencias diferentes a las suyas automáticamente están equivocados y que, con toda seguridad, su único destino posible es el infierno.

la realidad es bien distinta, porque si aceptamos la definición dada acerca de La Verdad, tendremos que aceptar también que ella es imposible de comprender para la mente finita de cualquier hombre, por lo cual es muy cierta la aseveración que afirma que ningún hombre, religión, filosofía o ideario político puede proclamarse como dueño absoluto y único de la Verdad.

Si los grandes líderes de la humanidad en todos los campos de la actividad humana como las ciencias, la religión, la política o la filosofía fueran capaces de comprender y aceptar este hecho, con seguridad serían mucho más tolerantes con aquellos que no profesan sus mismas creencias y, con toda seguridad, la paz mundial sería un hecho; las guerras no tendrían razón de ser y el mundo sería un verdadero paraiso para toda la humanidad.
Ruego porque algún día, aunque sea en un futuro lejano, esta sea la condición natural para la humanidad en toda la faz de la tierra.

Hasta pronto, queridos amigos. Un abrazo para todos.

Efraín

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