sábado, 10 de marzo de 2012

La Ética en los Negocios (2)

Hola, amigos:

Después de un largo receso, de nuevo estoy con ustedes.

Dentro de los distintos enfoques actuales dados a la ética, hay uno nuevo llamado "Ética Pragmática". Palabras más, palabras menos, quienes lo promueven tratan de convencer al resto del mundo de que la ética "es un asunto personal", o sea que no deberían existir consensos, normas ni conceptos sociales acerca de ella, de tal modo que cada persona decida, por sí misma, qué es lo bueno y lo malo, lo correcto y lo censurable.

Y, como es obvio, esta "ética pragmática" les ha caído como anillo al dedo a los empresarios corruptos, cuya codicia es insondable, para quienes la ética, las leyes y la moral son solo enojosos estorbos que hay que soslayar para poder alcanzar sus fines económicos. Porque eso de trata todo: de ganar dinero, más y más, en cantidades exorbitantes, sin importar cómo se logre hacerlo.

Por supuesto que no estoy en contra de los legítimos objetivos de cualquier empresa, los cuales son fundamentalmente económicos, porque si no obtuviera ganancias no podría sostenerse ni mucho menos crecer. Mi crítica va dirigida al modo como se obtienen dichas ganancias.

En décadas pasadas era común que los directivos de cualquier gran empresa hicieran proyecciones de crecimiento y utilidades a cinco años, colocando metas de crecimiento de alrededor del 25%; esto hizo que, por lo menos en Colombia, muchas empresas crecieran rápidamente, sobre todo porque la nuestra era una economía cerrada, sin competencia extranjera, por lo cual existían muchos monopolios y el consumidor era vilmente explotado porque no tenía muchas opciones para adquirir los productos que necesitaba.

Pero esto cambió a raíz de la apertura económica ocurrida hace unos veinte años, porque con la llegada de la competencia extranjera los empresarios tuvieron que volverse eficientes si querían sobrevivir y seguir en sus negocios. Sin embargo, ante la dura realidad de tener que existir dentro de un mercado limitado, porque la población nunca ha crecido al ritmo del 25% anual, para poder mantener esas exageradas ambiciones muchos empresarios decidieron mandar al diablo la decencia y la honradez en el modo de hacer sus negocios, para dedicarse sin ningún rubor al pillaje más descarado, literalmente robándoles el dinero a sus clientes por medio de publicidad engañosa, tarifas de servicios escandalosamente altas y, en algunos casos, estafándolos con cobros de servicios que los clientes jamás han disfrutado.

Esto parece una gran exageración, pero es literalmente cierto. En Colombia lo que está de moda es el atraco a sus clientes por parte de los empresarios corruptos y no solamente del sector financiero, sino de algunas otras áreas de la economía como las empresas de servicios públicos y, sobre todo, de la telefonía móvil. En mi próximo artículo ampliaré este tema.

Un abrazo para todos.

Efraín.

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