lunes, 1 de agosto de 2011

La Ética en los Negocios (1)

Hola, amigos:

Dentro del capitalismo salvaje los empresarios que lo practican consideran que cualquier consideración ética solo puede ser objeto de burla, puesto que su máxima ambición es amasar grandes fortunas sin importar gran cosa los medios utilizados para lograrlo.

Y esto no es nada nuevo, porque muchos documentos de la antigüedad señalan cómo hace más de tres mil años era práctica común en Egipto y en otros países alterar las balanzas para engañar a los compradores dándoles menos cantidades de las mercancías compradas, cosa que también se practica hoy día en muchas actividades comerciales, siendo esta actividad un vulgar robo porque el comerciante inescrupuloso se está apropiando de un dinero del comprador de una manera ilícita.

Otras modalidades practicadas por los industriales deshonestos consisten en engañar descaradamente a los consumidores por medio de publicidad engañosa, ofreciendo ventajas que luego son negadas a menos que el consumidor haga algún pago extra o colocando condiciones imposibles de cumplir que nunca se incluyen dentro de los mensajes publicitarios.
En Colombia esta modalidad de engaño es practicada profusamente por las empresas de telefonía celular, razón por la cual casi todas ellas han sido sancionadas con cuantiosas multas por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio, a pesar de lo cual esta clase de empresas se las ingenian para robar de la manera más descarada a sus usuarios. En un artículo posterior revelaré las tretas más usuales usadas por esta clase de modernos ladrones corporativos.

Sin embargo, existen muchas empresas industriales que han aprendido a engañar a los compradores burlando descaradamente las leyes de protección al consumidor, como ocurre, por ejemplo, con algunos fabricantes de cosméticos en forma de cremas faciales; ellos usan envases con doble fondo para que la impresión visual que se forma el cliente sobre ese producto sea la de una aparente cantidad que resulta aparentemente barata por el precio estipulado, aunque lo que no ve fácilmente el cliente es que en letra muy pequeña, casi imposible de leer, está especificada la cantidad real del producto ofrecido.
Por ejemplo: un envase da la impresión de contener 100 gramos de crema facial, pero en realidad solo contiene 25 gramos por el doble fondo del envase; sin embargo, el fabricante indica en el envase que el contenido neto del mismo es de 25 gramos, con lo cual está diciendo la verdad, siendo esta una forma de engaño tan sutil que solamente puede ser ideada por una mente tan astuta como primitiva y deshonesta.

Por supuesto que esta clase de empresarios ignoran que con la sistemática violación de todos los códigos morales lo que realmente están haciendo es cavar la tumba donde en el futuro irán a dormir el sueño de la bancarrota, tema sobre el cual daré algunos ejemplos de grandes empresas, aparentemente invulnerables a la ruina, que por virtud de sus prácticas corruptas hoy día ya no existen.

Hasta nuestro próximo encuentro, queridos amigos.

Un abrazo para todos.

Efraín